sábado, 8 de marzo de 2008

DOCUMENTO SANTA FE IV

Para entender la significación de estos documentos en la definición de la Política Exterior de EE.UU.

Documentos de la CIA elaborados en la ciudad de Santa Fe en el Estado de Nuevo México entre los años 1980 y 1986. Fueron inspirados por al temor a la propagación izquierdista en la región y han servidon como base operativa del fortalecimiento de la política de dominación norteamericana en América Latina a partir de éstos años. Entre sus puntos más importantes están:

· Instalación de gobiernos próximos a los Estados Unidos con poca capacidad de gestión y dependientes de asesores enviados por éstos.

· Promover reformas económicas neoliberales que facilitasen la inversión norteamericana y europea en los países latinoamericanas, además de debilitar a las economías y a las elites y empresas locales. Ésta política ha sido conocida como consenso de Washington.

· Debilitar la posición de intelectuales izquierdistas o críticos a los Estados Unidos y dar tribuna a políticos y pensadores favorables a sus políticas, con posturas conocidas como "populismo de derecha".

· Usar la lucha contra el narcotráfico para fortalecer la presencia militar norteamericana y financiar a grupos paramilitares.

· Minar las bases de la cultura tradicional y a los movimientos populares de izquierda latinoamericanos.

Dentro de ésta campaña se planteó aumentar la influencia de la cultura y costumbres norteamericanas y alentar la propagación de religiones evangélicas fundamentalistas provenientes de éste país, que desde éstos años han mostrado una gran expansión en muchos países, mediante financiación (a través fundamentalmente de fundaciones vinculadas al gobierno y programas de cooperación técnica) estimada por el investigador David Stoll entre $200 o 300 millones a finales de los 80; debilitando a los movimientos de resistencia a los Estados Unidos y canalizando las demandas del pueblo hacia el activismo religioso.

Además de los documentos originales, en el 2000 se publicó un nuevo documento ante el deseo de contar con un plan para contener la expansión del proyecto político del presidente venezolano Hugo Chávez.

Fragmentos del documento Santa Fe IV, publicado en el año 2000, por los llamados tanques de pensamiento vinculados con el Partido Republicano. Este documento fue elaborado antes de las elecciones de ese año que llevaron a la Presidencia de EEUU a George Bush. Estos fragmentos fueron seleccionados considerando su valor para comprender la actual “crisis en la región andina”.

El surgimiento de un militarismo izquierdista en los países andinos finalmente está obteniendo un poco de atención por parte de los medios, en la medida en que el «bolivarismo» se convierte en un grito de ataque de los comunistas y socialistas.

Cuando se considera las amenazas a este hemisferio, no deben ignorarse los pronunciamientos chinos de «Guerra asimétrica». Las democracias frágiles del hemisferio son especialmente vulnerables a esta amenaza.

A continuación se plantean los principales elementos geoestratégicos que siguen siendo importantes para la seguridad nacional de Estados Unidos:

1. Control de los estrechos Atlánticos.

2. Uso del Canal de Panamá.

3. Una ruta sureña segura alrededor del Cabo de Hornos.

Todos estos están dentro del escenario estratégico naval.

4. Seguridad de que los países del hemisferio no son hostiles a nuestras preocupaciones de seguridad nacional. Además, que los recursos naturales del hemisferio estén disponibles para responder a nuestras prioridades nacionales. Una «doctrina Monroe», si quieren.

Volviendo a este hemisferio, ante todo es preciso darse cuenta de que el problema debe ser examinado en términos del Anillo del Pacífico y no sólo en relación con el eje norte-sur. Los comunistas chinos están avanzando en un ancho frente a través del Anillo del Pacífico. Están sondeando debilidades y vacíos y, cuando los encuentran, sacan ventaja agresivamente de la situación. No es este el lugar para un inventario completo de sus actividades y éxitos hasta la fecha, pero la lista es impresionante. Tal vez lo más impresionante sea su penetración en Panamá y las formas en que llenaron el vacío creado por Estados Unidos. Ahora, en todo sentido, controlan el «punto de estrangulación» estratégico más importante del hemisferio occidental, sino del mundo.

Tras haber logrado esto, están avanzando hacia el Caribe, estableciendo un sólido vínculo con Fidel Castro y apoyando esfuerzos por desestabilizar a todo el Bloque Andino, especialmente Colombia. El sentido de «guerra irrestricta» se está volviendo cada vez más claro. Nada está fuera de sus límites si apoya sus metas estratégicas. Tal vez el arma más efectiva sean las drogas, a las que siguen el lavado de dinero y la guerra cibernética / informática. Todos estos instrumentos están astutamente ocultos y manipulados para disfrazar la verdadera agenda y país que hay detrás del esfuerzo. Estados Unidos, y por cierto todas las democracias del hemisferio, se encuentran en una tremenda desventaja al enfrentarse con esta amenaza. Será el desafío de la próxima administración dirigir la lucha contra ella.

Ya en 1996, documentos federales recientemente dados a publicidad muestran que los comunistas chinos, en la tradición de Sun-Tzu y su Arte de la guerra, tienen una estrategia de largo alcance para obtener el control del Canal de Panamá. Es un paso importante de la agresiva penetración en América Latina por parte de China, como lo ejemplifica el apoyo de la República Popular China a los insurgentes de Colombia y sus lazos cada vez más estrechos con el castrista Chávez de Venezuela. Se está volviendo claro día tras día que se propone extender su influencia por todo el hemisferio, incluidos Canadá y México.

Por cierto, los poderosos tentáculos de los narcoterroristas colombianos están amenazando con convertir a la más antigua democracia sudamericana en su primera narcocracia, planteando así una amenaza de seguridad para todo el continente. Como todos lo sabemos, se ha cobrado decenas de miles de vidas de colombianos inocentes, al par que corrompía las instituciones políticas del país y arruinaba su economía. Sin embargo, en lugar de plantear una guerra incondicional para liberar a Colombia de esta amenaza, se ha optado por conversaciones de paz para resolver un conflicto criminal y para tranquilizar a peligrosos criminales que se encubren bajo una agenda política, la cual, si se la observara de cerca, revelaría un plan de pesadilla tendiente a que criminales despiadados, en camino hacia el Palacio Presidencial, impusieran un gobierno totalitario. Como es lógico, los previos intentos norteamericanos de ayudar con las negociaciones han fracasado, Y hay escasas expectativas de que la futura ayuda norteamericana o la intervención diplomática cambien la situación.

En una declaración poco tomada en cuenta pero verdaderamente reveladora de mayo de 2000, las FARC anunciaron que iban a poner en vigencia su Ley General Nro. 2, que impone impuestos a los ricos. Sin embargo, las FARC se negaron a revelar su Ley Nro. 1, que prometieron dar a conocer sólo cuando estén en el poder. Claramente, llegar al poder no está fuera de su alcance, considerando que controlan alrededor del 50% del país y que tienen una fuerte presencia en las afueras de Bogotá. Y por lo que sabemos de las FARC hasta ahora, es razonable suponer que cuando lleguen al poder, si lo logran, su sistema de gobierno será totalitario, algo que se cuidan de publicitar de antemano por temor a perder apoyo popular. Tal vez, como condición para su próxima negociación con ellos, Pastrana debería exigir que hicieran pública su Ley N° 1.

Las drogas ilegales proveen a los narcoterroristas ingresos anuales que están entre los 750 y 1000 millones de dólares sólo en Colombia. No es llamativo que nieguen su compromiso en el comercio de drogas. Pero es sorprendente que el presidente colombiano Andrés Pastrana apoye su declaración, afirmando que “no hay pruebas de que las FARC sean narcotraficantes”, en una entrevista del año pasado al diario argentino Clarín. Por el contrario, afirma Pastrana: “ Las FARC siempre dijeron que están interesadas en erradicar las plantaciones ilegales”. Y el Zar norteamericano de las drogas, Barry McCaffrey, aunque señaló el vínculo entre los traficantes de drogas y los guerrilleros, afirma que sólo “dos tercios (de los terroristas) se benefician financieramente de esta asociación”.

¿ Por qué estas indignantes declaraciones que desafían las pruebas y el sentido común? ¿ En interés de quién se defiende esta ficción? ¿ Por qué mantener vivo el mito de que hay diferencia entre los terroristas y los traficantes de drogas en Colombia? ¿ Por qué darles respetabilidad y legitimidad, manteniendo la ficción de que estos codiciosos delincuentes tienen una “agenda social y política”? ¿Alguien piensa realmente que cerrando los ojos a su compromiso con las drogas los “socializaremos” y los atraeremos al escenario político democrático?

La amalgama de tráfico de drogas y terrorismo empezó a principios de los años ochenta como un matrimonio de conveniencia política. El incentivo económico para la guerrilla izquierdista era claro: el dinero proveniente de la droga le ofrecía los recursos para llevar adelante su revolución. A cambio, los traficantes de drogas recibían protección de los guerrilleros y asesinos formados para cumplir actos de intimidación. Aunque los motivos de los dos parias eran diferentes, su meta común era desestabilizar y socavar al gobierno. Pero hacía tiempo que los llamados “rebeldes marxistas” habían reemplazado su agenda “social” por el lucrativo negocio de las drogas. La negación de los cambios que tuvieron lugar ha ayudado a los narcoterroristas a tomar el control de más del 50 % del territorio colombiano. Pero se nos dice que esta pérdida fue un “gesto de buena voluntad por parte de Pastrana” hacia los rebeldes. Y según la secretaria Albright, el amplio crecimiento en la oferta de drogas no es causado por los narcoterroristas sino por “nuestra (norteamericana) demanda de drogas”. Tales negaciones ayudan a los narcoterroristas en su salvaje destrucción del país. También ayudan a otros elementos de nuestra sociedad a pedir la “legalización de la droga”. Es difícil pensar en una forma mejor de terminar con la democracia en América que drogándola.

Nuestra meta debe ser un enérgico esfuerzo para impedir que el narcoterrorismo desestabilice la región y se produzca “colombianización” de los países vecinos.

Venezuela es un país paradójico. Es uno de los países productores de petróleo más importantes del mundo y, sin embargo, la mayoría de la población es muy pobre. En Venezuela, hace mucho que la industria petrolera está en manos del Estado y la riqueza que produce, en su mayor parte, ha sido absorbida por una gran cantidad de contratistas internacionales y un aparato administrativo inflado. Una gran clase gubernamental y comercial ha prosperado a la sombra de la industria petrolera, pero grandes sectores de la población general viven en la miseria, en terrenos ilegalmente ocupados, con comida, agua, atención sanitarias y educación inadecuadas. Durante muchos años, la política partidaria de Venezuela ha sido nominalmente democrática y blanda, y ha hecho poco por resolver los problemas socioeconómicos del país y de sus masas cada vez más alienadas. Las condiciones estaban maduras para el surgimiento de Hugo Chávez. Hombre de orígenes humildes, Chávez ascendió rápidamente por las filas del ejército debido a sus habilidades como atleta y soldado. Hace ocho años, en 1992, fue parte de un golpe militar fallido y pasó cierto tiempo en la cárcel por su intervención. Después de su liberación, Chávez decidió tomar el poder por medios electorales. Utilizando en su campaña la promesa de usar la riqueza petrolera de Venezuela para aliviar la pobreza de las masas, Chávez sorprendió a muchos al ganar la presidencia en el otoño de 1998.

Los capitostes de la prensa han intentado definir a Chávez como un peronista o un fidelista. Pensemos mejor como un Huey Long en uniforme, un populista que tiene ambiciones para sus votantes y para sí mismo. Chávez se movió rápidamente para consolidar su poder. Estableció una nueva convención constitucional, que promulgó una nueva Constitución a su medida, y disolvió el Congreso existente. También instituyó una gran purga de la Compañía Estatal Petrolera y ha asumido un papel prominente en la OPEP: se considera que ha sido el impulsor del reciente movimiento de la OPEP para cortar la producción mundial de petróleo y subir los precios. El gran héroe de Chávez es Simón Bolívar. Apoyándose en el bolivarismo, aspira a formar la Gran Colombia (Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador), probablemente como república socialista.

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