domingo, 12 de julio de 2009

Para consumo del presidente Chávez

Este proceso revolucionario que desde hace 10 años lidera el presidente Chávez se va a perder, a la larga, por culpa de algunos de sus amigos más cercanos y quienes, detentan cargos de gran relevancia en la administración pública. Es lamentable esta expresión pero es la realidad. El pueblo está molesto porque algunos ministros y su personal no responden a sus llamados. Los directores generales sectoriales y de línea, abusan de los trabajadores, no respetan a quienes solicitan o exigen el derecho a ser oídos por los funcionarios públicos. Lamentablemente, el presidente es tremendo amigo de sus amigos y cree, y es lógico que lo haga, todo lo que ellos le dicen. Pero, no todos son sus amigos, muchos son unos vivianes y oportunistas que para nada les interesa el pueblo ni lo que el jefe de Estado hace, cada día, por sacar adelante este hermoso proceso incluyente, tanto a nivel nacional como internacional.
Lamentamos que el mandatario nacional no quiera oír a todos aquellos que conforman el pueblo venezolano, que han intentado e intentan denunciar, públicamente a quienes se aprovechan de su amistad y sólo están llenándose los bolsillos con el erario público. Pero ¿qué pasa cuándo el pueblo denuncia tantas irregularidades? Pues, inmediatamente son tildados de contrarrevolucionarios y que le hacen el juego a la ultraderecha. Pero no es así, el presidente Chávez debe oír a la gente, a quienes nunca han podido conseguir una casa mientras hay funcionarios y sus familiares que tienen varias y en distintas regiones; a quienes denuncian a los consejos comunales que se están robando los dineros del banco comunal y no favorecen con sus acciones a las comunidades; a los cooperativistas, quienes tienen años esperando por un crédito que nunca llega pero sí, a empresarios que han montado cooperativas, gozan de créditos abultados y explotan a los trabajadores.
A los Mercales, que desaparecen el pollo, la leche y la carne; y sacan el arroz y el azúcar del lugar a altas horas de la noche en bolsas negras y contenedores. A las casas de alimentación, donde algunos administradores se roban la carne y el pollo y tienen a los beneficiarios a punta de mortadela y pan.
A los funcionarios de las cárceles que juegan con el dolor humano, tanto de los presos como de sus familiares. A las víctimas de muchos médicos venezolanos que critican y despotrican de los cubanos y luego invitan a los pacientes a sus clínicas privadas para sacarles el dinero. A las comunidades que denuncian la actitud de los funcionarios de Inavi, del Ambiente e Inparques, además de la Guardia Nacional Bolivariana, quienes permiten que invasores de oficio continúen destruyendo los parques nacionales con constantes construcciones ilegales.
A los soldados y componente de la milicia, quienes son víctimas de oficiales que tratan el personal como que si fueran sus esclavos y cuando se les nombra el presidente Chávez señalan que «él manda en Miraflores pero aquí mando yo».
A los vecinos de Caricuao, quienes fueron embarcados por el ministro de Salud que no atiende la grave problemática de la Clínica Popular de Caricuao. El ministro apagó su celular ante el llamado de la comunidad. Los vecinos están molestos por las acciones y los abusos de la directora de la citada Clínica, quien, junto a su directiva mantiene cerrados todos los servicios y habla de convertir este centro asistencial en Seguro Social.
El presidente debe escuchar las quejas del pueblo contra unos concejales que se niegan a aprobar presupuesto mientras no se le dé su cuota de poder. Los aumentos del transporte sin la presencia de las comunidades. También las denuncias contra unos diputados que cobran sumas fabulosas con derecho a viáticos, carros, comisiones, etc, etc. Las denuncias contra algunos directores y profesores de escuelas y liceos que no están con este proceso y hacen todo lo posible para desestabilizar.
Denuncias contra funcionarios de Banfoandes, incluyendo a los vigilantes, quienes tratan a los misioneros como si fueran ciudadanos de segunda. En la entidad bancaria cercana a la estación del Metro Teatros, los vencedores, facilitadores y coordinadores de la Misión Ribas permanecen bajo un sol inclemente, aunque el banco este vacío, sólo porque al parecer no les gustan los misioneros y los hacen padecer por puro gusto.
Las denuncias contra unos jueces que no imparten justicia y cobran sueldos fabulosos; además es vergonzoso y esa es la comidilla de la gente de a pie, los sueldos de muchos funcionarios mientras la mayoría de los venezolanos sólo cuentan con un sueldo mínimo, que menos mal, no es una miseria porque el jefe de Estado ha estado pendiente de aumentarlo cada año, todos los 1º de mayo.
La molestia en el pueblo es evidente por todas estas cosas que pasan, diariamente, y muchas más que no hay espacio suficiente para plasmarlas. Lo grave es que, por lo antes expuesto, hemos ido perdiendo terreno ante la oposición y eso se evidencia en la pérdida de la reforma constitucional, las elecciones del 23 de noviembre de 2008, que aunque ganamos, perdimos las gobernaciones de Miranda, Táchira y la Alcaldía Metropolitana y no se ha pedido cuentas de las razones por las que no ganamos en estas entidades. Más bien, premiaron a los exgobernadores con altos cargos en la administración pública. La enmienda se ganó pero la oposición aumentó con 650 mil votos.
Y la pregunta de rigor ¿es correcto que la oposición tenga tremendos cargos de dirección en la administración pública bajo el manto protector de los ministros? Porque a mí nadie me venga a decir que los ministros no saben que hay escuálidos dentro de la administración pública, por lástima como es el ejemplo de PDVSA donde hay todavía golpistas mientras que los venezolanos que se restearon para evitar el paro petrolero, ni siquiera están trabajando porque fueron sacados como «corcho de limonada» por los nuevos gerentes.
Y así en todas las instituciones, los cargos de gerencia los tiene la oposición. Y que no me vengan conque ¿dónde están las pruebas? El pueblo ve, observa lo que pasa a su alrededor pero las pruebas las deben buscar otros. Ya está bueno de exigirles pruebas a los denunciantes cuando saben que los «vagabundos» denunciados se valen de miles de artimañas para eliminarlas. Es el presidente, quien debe nombrar un equipo, conformado por gente del pueblo llano, no sus amigos, por favor, porque estamos en las mismas, para que se investigue cada institución. No se puede mandar al felino a cuidar la carne. La gente que no está con esta revolución no puede estar en cargos de dirección para seguir desestabilizando hasta acabar con este hermoso proceso que nos ha costado “sangre, sudor y lágrimas”.
Redacción: Judith Casanova
Editorial publicado en La Columna de Caricuao Nº 77 - Abril 2009
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