miércoles, 19 de diciembre de 2007

Conclusiones tentativas y perspectivas de la revolución bolivariana

Recopilado por Manuel Lucena del nuevo equipo editorial del Huayra

PARA LOS CAMARADAS DEL HUAYRA A QUIENES EN VENEZUELA NADIE OYE Y PEOR LOS EXCLUYEN

POR FAVOR DISTRIBUIR A LOS CIRCUITOS VECINALES DONDE LABOREN

Por Modesto Emilio Guerrero

Hubo una derrota política electoral de estrecho margen que no modifica la relación de fuerzas nacional. La moral y las fuerzas de los movimientos y las vanguardias revolucionarias siguen intactas.

Pero es una derrota política que no puede ser diluida en los 125.000 votos de diferencia a pesar de su carácter pírrico. En política no funcionan igual las leyes de la matemática: dos más dos no siempre da cuatro. 125 mil votos pueden convertirse en un factor potencial reaccionario y facilitar la apertura de una nueva fase política contraria a la revolución y llevar a nuevas derrotas. Y como sabemos por las lecciones del siglo XX, una victoria que no es seguida de otras victorias abrirá el camino a las derrotas. Eso no está previsto en el corto plazo, pero es una de las perspectivas abiertas. No dependerá sólo de lo que haga el enemigo, también de lo que hagan o dejen de hacer las fuerzas de la revolución.

Se ha abierto una fase de pruebas y definiciones cruciales para el proceso revolucionario, sus vanguardias, sus movimientos sociales y el líder que las personifica.

Esas definiciones y pruebas se darán en diversos campos: las relaciones de propiedad, el poder político, el carácter del PSUV, en la UNT, los consejos populares, los batallones, las relaciones internacionales y las definiciones político-personales del presidente Chávez.

Lo anterior se basa en que el enemigo nacional e internacional incrementará su presión, asedio, medios y recursos para tratar de derrotar los dos factores que sostienen el proceso revolucionario: sus movimientos sociales y el liderazgo de Hugo Chávez.
Parte de ese sistema de presiones será una política para hacer capitular a parte de la dirección actual y al presidente mismo. A ello sirven los elogios de "gran demócrata" dados al presidente por la mayoría de la "comunidad internacional" (Moratinos, Duarte, Kirchner, Lula, Unión Europea) y el trato lisonjero de medios como CNN, NBC, BBC y otras cadenas, así como las propuestas acuerdistas, de "conciliación y concordia" hechas por Fedecámaras, PODEMOS y una parte de la dirección FSTB, sentida como necesaria por sectores del burocratismo medio y alto de los ministerios.

En las amplias vanguardias se abrió un nuevo aprendizaje político. Una dinámica de debate interno a escala de millones. Se expresa en la rebelión nacional de opiniones y debate interno en los batallones, en las esquinas calientes, sindicatos y consejos local de poder en barrios y ciudades. Tuvo una primera manifestación física el martes con la movilización de parte de la vanguardia de barrios a Miraflores gritando al presidente: "Limpieza, limpieza general", o "Comandante, ahora, pásale la escoba". Siguió con las nutridas y calenturientas reuniones de miles de batallones el fin de semana del 9 y 10 de diciembre, en ministerios, fábricas, sindicatos, barrios, consejos populares, incluso en cuarteles. Es un aprendizaje de la amplia vanguardia que afectará a millones. Es un punto de partida, es un aprendizaje. Nada más. Lo demás lo veremos.
La derrota llega en una buena hora porque es momento de solidez social, financiera y política del proceso y el gobierno. 125 mil votos no cambian esa realidad así nomás, sólo son la señal de lo que se podría abrir. Es un momento que permitirá corregir fallas, deficiencias y perversiones. De no hacerlo nos conducirán inexorablemente a nuevas derrotas parciales que se irán acumulando como un peligro general.
Los casi tres millones de chavistas que no fueron a votar expresaron una determinada conciencia política, aún que sea contradictoria, difusa y hasta vergonzante en muchos sectores que estos días dicen que están arrepentidos de haber votado NO o no haber votado.

El SI perdió en los siete estados donde se asienta la base social del proceso revolucionario. Los bastiones del chavismo. En contradicción, ganamos en las cinco provincias donde los tres movimientos campesinos, rurales y aborígenes desarrollaron una campaña con muy poco control del Comando Zamora y donde las conquistas sociales son más estables.
La corrupción y la burocracia se manifestaron en formas concretas a través del voto en cada región y localidad. Perdimos en los principales bastiones chavistas: Caracas, Aragua, Carabobo, Miranda, Monagas, Anzoátegui. En Caracas perdimos en El Valle, Coche y La Vega, con predominio del voto chavistas en 10 pruebas electorales anteriores. Hubo Estados donde el gobierno regional no trasladó el financiamiento a los organismos intermedios para que hicieran la campaña. Hay evidencias de que más de 40 alcaldes, 9 gobernadores y varios ministros NO hicieron campaña por el SI. Eso constituye una "conspiración" muda y sorda dentro de aparato de poder.


El presidente Chávez se equivocó en por lo menos tres aspectos.

A) Apostó al mismo cuerpo político y dirección (Comando Zamora) cuestionados por los movimientos para dirigir una campaña nacional/internacional que requería una dirección reconocida por el movimiento de masas. El amplio triunfo del SI logrado por los movimientos campesinos demuestra esta posibilidad.

B) El derecho a reelección presidencial sirvió más a la artillería del enemigo que a las Reformas. Incluso sirvió para incidir sobre la mentalidad el universo chavista, la de clase media y la de clase baja.

C) Fue un error haber votado en bloques, sin la posibilidad de discriminar. Este enredo técnico tiene su origen en un problema político: Creer que en menos de dos meses de campaña, con un comando desprestigiado y triunfalista, se puede hacer votar millones por el socialismo y cosas más complicadas como la nueva geometría del poder.

No se hace una transformación de alto calibre social y político como la propuesta en las Reformas, por vía constitucional, sin un alto apoyo expresado en votos ideológicos, o sea apoyados en una mínima pero masiva comprensión conceptual. Allí radica la errada expresión de Chávez acerca de la "inmadurez política del proceso", opinión adversada por José Vicente Rangel que sostiene lo contrario. Creo que este último tiene razón.
Aún así fue el más alto alcanzado hasta ahora por un proceso político parecido: 49% a favor de una propuesta legal encabezada por la idea del socialismo. El único precedente ocurrió en Chile donde sólo se alcanzó el 37% en 1970 y unos puntos más en las elecciones a Municipios pocos meses después en 1974.
Ahora quedan tres opciones para hacer las reformas. La primera, acudir a la Constitución: Recoger más de dos millones de firmas (15% del padrón del CNE) y presentar las mismas reformas desde los movimientos con una amplia campaña ideológica.
La segunda, tratar de hacer algunas reformas sociales por vía de la Ley Habilitante y legislación de la Asamblea Nacional.
La tercera, hacerlas por vía revolucionaria, apoyada en la movilización masiva del movimiento bolivariano en cada segmento social.

Quedó demolido el mito imperialista de "la tiranía", "el déspota", "el antidemocrático", "el violador de los derechos democráticos", "el CNE apéndice del presidente", "el Chávez que no respetaría los resultados", "el Chávez del fraude", etc.
Esa matriz enemiga fue develada y ellos no tienen palabras para justificarla. Con su cinismo habitual, repentinamente el mismo presidente se convirtió en el "gran demócrata", como han declarado todos, hasta Moratinos, excepto Bush.
La "revolución bolivariana" fue parte de la agenda diaria durante toda la semana en todas las radios, diarios y programas de opinión de TV del continente.
La derecha no puede explicar sus mitos demoníacos sobre Chávez y el gobierno bolivariano, pero tampoco pueden hacerlo los propagandistas a sueldo que pululan en Argentina y otros países.

La oposición ya no es la misma. El principal fenómeno social -negativo- es la aparición de una vanguardia política: los estudiantes.
Eso les dio otro aire, otra perspectiva, otra dinámica. Ahora tienen la vanguardia política que perdieron en abril de 2002. No significa que sean una alternativa de poder nacional a Chávez, pero son lo nuevo.
Esta emergencia fue facilitada por un error del gobierno: haber cooptado a tareas de Estado y funciones representativas de escenario, a la inteligente camada de líderes universitarios bolivarianos que surgió en 2005 y se expresó y organizó en 2006.
El primer resultado fue la derrota que nos propinaron en las elecciones de la UCV (Universidad Central de Venezuela) en noviembre 2007. Aunque es cierto lo que afirma José Vicente Rangel, que la juventud chavista es mayoría a nivel nacional si la medimos más allá de la Universidad, no podemos ocultar que ellos dirigen en la principal "Casa de Estudios" del país y se han convertido en un factor de política nacional. Eso es lo nuevo.

Lo anterior nos lleva a otra conclusión, aunque sea preventiva. Los pocos capaces de la vieja guardia que le quedan a la oposición, pero sobre todo quienes los mandan desde Washington, la OEA, el Centro Carter, la ODC, la Fundación Carolina, y otros centros de poder anti chavista, los van a orientar para construir una alternativa política nacional al gobierno de Chávez. Si este pronóstico resulta correcto, la veremos aparecer en el próximo período político. Ellos no están dispuestos a dejar gobernar a Chávez hasta el 2012. Acudirán al Referéndum en 2010, al asesinato a manos de mercenarios sueltos o a cualquier otro pretexto "de guerra" para acelerar el caos y crear las condiciones para una intervención "equilibradora" internacional o cualquier otra medida como el aislamiento que vulnere el poder y obligue a una negociación que conduzca al retroceso del movimiento social.

Un segmento de nuestra clase media chavista alimentó con sus votos el NO. De esto hay evidencias personales; la más escandalosa es la fotografía de la presidenta del Consejo Supremo de Justicia depositando la boleta del NO. Pero se puede adivinar esta conducta detrás de los números que hicieron la diferencia. Se calcula que miles votos chavistas emigraron al NO.
Pertenecen a la misma clase media que le da asco salir del este de Caracas, compartir actos públicos (prefieren verlos por TV), trasladarse al centro y oeste de Caracas, entre otras manifestaciones de incomodidad y angustia de clase. Es el mismo sector (chavista) que acusa de "ilegal" las reformas, que está en contra del socialismo promovido por Chávez y le molesta que pueda ser reelegido cuantas veces lo decida el voto popular. Baduel y PODEMOS fueron una expresión adelantada de ellos.

10. La campaña del Comando Zamora fue muy eficiente si la evaluamos por las apariciones de televisión e impresión de folletos (varios millones contando lo de Alcaldías), pero deficiente en lo principal: el mensaje. El mensaje se redujo a llamar a votar por el SI, no a explicarlo.
Tratándose de una propuesta de cambio revolucionario integral en la Nación y su vida social, fue un despropósito que se haya reducido a un llamado tan simplista. No se hacen revoluciones reduciendo la política y los programas a consignas, menos a una sílaba sin ideología.
Centenares de batallones de Caracas no debatieron o debatieron muy poco, o solo hablaban de cómo pegar los afiches y repartir los volantes. Hugo Callelo, que estuvo hace dos meses en varios de Petare escuchó las acusaciones de "tareísmo" en los batallones y desazón en los militantes. Parte de ese ambiente fue que el ex ministro de Educación, Aristóbulo Istúriz, uno de los más prestigiados del régimen, entre otros funcionarios, no fueron votados por sus batallones como voceros ante el Congreso del PSUV.
Los responsables hicieron caso omiso al llamado del presidente en el acto de lanzamiento de campaña cuando dedicó dos horas de su discurso a tratar de organizar la tarea explicativa ante 300 mil militantes en la Av. Bolívar. La explicación ideológica casi se redujo a él, y eso es un desastre.

11. En crudo contraste con el simplismo de nuestra campaña por el SI, los enemigos realizaron una campaña ideológica sobre la propiedad, el socialismo, el poder, la democracia. Sus spots y escenificaciones de televisión, donde mostraban que el Estado expropiaría hasta los hijos, la bodeguita del vecino. Lograron calar en lo más profundo del imaginario colectivo formado en décadas de hegemonía ideológica y cultural capitalista. La campaña del enemigo fue perversa, pero ese fue el debate de contenidos que nuestro Comando Zamora no supo responder.

12. Esta campaña, justamente por haber puesto a prueba la capacidad ideológica de masificar ideas y programas, evidenció la fragilidad de nuestro sistema de medios informativos y sus políticas de comunicación. Es un despropósito que siendo poder, teniendo recursos y con millones de seguidores, nuestros medios televisivos en el país siguen con baja audiencia, excepto VTV en algunas franjas horarias, algunos programas y Aporrea (con el límite de ser de la web). TVes y Telesur no pasan del 5% de audiencia. Vive, Ávila y Catia TV hacen lo que pueden.

Apuntes sobre Venezuela
Por Guillermo Martín Caviasca

La derrota de la propuesta de reforma constitucional presentada por Chávez el pasado 2 de diciembre nos sorprendió a todos. No tanto por el hecho de que una política propuesta por el presidente no se pueda materializar sino por la forma en que esta fue rechazada: el plebiscito.

Desde nuestro campo consideramos que en general una iniciativa de plebiscito lanzada desde el Estado para aprobar reformas de carácter eminentemente popular resistida por las minorías reaccionarias es un método imbatible e indiscutible mediante el cual sin dudas se aprueba cualquier medida progresista y se calla a la oposición en forma democrática.

Justamente el resultado adverso debe llamarnos a la reflexión. ¿Qué elementos convergieron para producir esta derrota? ¿Qué consecuencias traerá esta? ¿Qué desafíos?

Mas allá de las críticas que podamos hacer al proyecto de reforma o al proceso en su conjunto y siempre eludiendo caer en el intelectualismo pequeño-burgués de utopías abstractas o el seudo- izquierdismo gorila, debemos problematizar esta nueva situación que incide sobre toda Latinoamérica.

Es indudable, para cualquier persona que haya tenido acceso a la lectura de la propuesta de Chávez, que ésta era un enorme avance sobre la ya bastante progresista (pero aún burguesa) constitución existente en el hermano país caribeño (y también propuesta por Chávez y rechazada por la oposición).
Enunciemos algunas propuestas:

Asambleas comunales como célula de organización política.
Milicias bolivarianas.
Declaración de socialista y antiimperialista del Estado y las FFAA.
Democratización y nacionalización de la universidad.
Gran ampliación de los derechos sociales y laborales.
Reelección presidencial.
Poder popular.
Poder presidencial de intervenir en zonas consideradas estratégicas.
Constitucionalización de la organización social de la producción.
Proscripción del latifundio

Por mencionar solo algunas.
Estas propuestas, tal como criticaban algunos, eran en varios casos solo enunciaciones que no significaban un camino asegurado. Pero más allá de la ambigüedad de las milicias o la dificultad de la configuración espontánea de consejos comunales, solo las leyes sociales y laborales que la constitución implicaba eran un gran salto adelante. Desde nuestro punto de vista las propuestas debían se vistas como puertas abiertas para que el movimiento popular avanzara hacia la construcción de una nueva sociedad y un nuevo poder.

He aquí una de las principales debilidades del proceso venezolano. Diremos parafraseando a Gramsci que "el Estado es todo y la sociedad civil nada". Que el movimiento popular esta en pañales y que la fuerza del proceso venezolano radica principalmente en el liderazgo del comandante Chávez y el apoyo individual de las masas populares que ven en él uno de los suyos un dignificador de ellos y su patria.
En Venezuela hay una especie de "revolución desde arriba" una revolución pasiva de sentido inverso al pensado por el revolucionario italiano. Pero la cuestión está en que la burguesía si cuenta, aún hoy, con herramientas de organización e intelectuales propias mas allá del Estado. O sea es un proceso revolucionario atípico donde no se ha derruido o expulsado hacia la ilegalidad el viejo estado, sus personeros, ni las instituciones de las clases enemigas sino que se convive con ellas en una permanente lucha interna.

A su vez el proceso también es atípico en la carencia de organización propia de los revolucionarios social y política. En la práctica, que significa esto, que entre el Estado y el pueblo no hay nada. O mejor dicho, entre Chávez y el pueblo no hay nada. El mismo Estado no parece ser aún un estado monolíticamente Chavista, mucho menos revolucionario, es un aparato plagado de contradicciones donde lo nuevo y lo viejo convive en disputa y esto se nota charlando u observando las actitudes de diferentes funcionarios y aparatos del mismo. Algunos parecen sinceros revolucionarios, otros burócratas acomodaticios o lo que es peor resabios de la IV República.

Si intentamos una comparación (seguro para muchos molesta) el peronismo (o Perón) sin proponerse el socialismo contó con estructuras organizativas propias de las masas (los sindicatos) que garantizaban una mediación y mas allá de ellas la clase trabajadora argentina existía en tanto clase con conciencia de si y capacidad de lucha propia mas allá de Perón y el Estado; por eso el peronismo fue más peligroso fuera del estado que dentro de él. En Venezuela no existen mediaciones y, si bien la capacidad de lucha del pueblo venezolano quedo expresada en varias ocasiones, no parecen estar maduras las instancias organizativas de masas capaz de transformar esa potencialidad en conciencia y organización.

Sin dudas la revolución se pensó clásicamente con un protagonista determinante: el partido. Muchas críticas podemos elevar hoy a ese esquema que daba al partido revolucionario un protagonismo absoluto en el proceso. Esa crítica despuntó la idea de que los movimientos sociales tienen mucho que decir sobre la revolución y mucho que hacer en ella. Pero esa crítica no debe olvidar de que algún tipo de organización debe existir que permita desarrollar políticas nacionales colectivas y unificadoras práctica e ideológicamente y, en el caso venezolano concretamente, conducir la nación y organizar la lucha política e ideológica interna y externa.

El propio desarrollo de la revolución bolivariana a través del liderazgo del comandante Chávez, ha impuesto una cierta ausencia de una línea de cuadros revolucionarios de conducción capaces de ser los hombres forjados en la lucha que con un proyecto común conduzcan el proceso. Es como si Chávez estuviera delante de la maduración subjetiva del proceso. Y aquí vienen otro problema que muchos compañeros militantes que hemos conocido marcan, el PSUV no parece destinado a cumplir el rol de organizador revolucionario, ni de articulador de los mejores cuadros. Al contrario se critica el PSUV por la oleada de oportunistas que se encaraman imponiendo una ortodoxia relacionada con la adulación y no con la revolución. O sea se propuso un partido revolucionario sin ideología revolucionaria, una estructura sin alma. Pero, aún así, el Partido podría ser un aparato para movilizar las masas de cara a las elecciones u otros eventos, en este caso ha fracasado también. Lo malo es que desde que el proceso bolivariano comenzó diferentes iniciativas organizativas fueron iniciadas y descartadas sucesivamente (MVR, círculos bolivarianos, etc.)

Entonces, dos elementos para intentar sacar enseñanzas de esta derrota: un movimiento popular en pañales y la ausencia de organización revolucionaria. Pero eso no es suficiente ya que las masas podrían haber respondido igual al llamado de Chávez.

Que fue lo que hizo que un importante número de Chavistas se abstuvieran y que la oposición consiguiera crecer. Más arriba enumeramos las que para nosotros eran las más destacadas propuestas de la reforma. Sin duda muchas y muy profundas. Muchos chavistas marcaban limitaciones de algunas de ellas: hay milicias pero ¿sin armas y subordinadas al ejército? Se proscribe el latifundio pero ¿si el terrateniente mejora la producción de su tierra que pasa? El poder popular se expresa constitucionalmente a través de las comunas ¿Cómo se garantiza que esas comunas sean la célula base del poder popular del nuevo estado y no solo organismos subsidiarios clientelares o huecos?

Toda institución encierra posibilidades contradictorias y toda ley tiene su trampa solo el pueblo organizado hará la revolución venezolana y le dará contenido a las instituciones que expresen el poder popular. Esa es una de las originalidades del proceso, es abierto, son reformas desde arriba que están planteadas como posibilidades de ir más allá de acuerdo al nivel de organización popular que se logre. No hay partido revolucionario que garantice una política clara y monolítica ni un movimiento popular organizado que produzca política mas allá de Chávez.

Ahora bien, qué es lo que organiza al movimiento popular, a la organización revolucionaria, a los cuadros: un proyecto colectivo: una ideología que implica una concepción del mundo común y alternativa, que en diferentes niveles se exprese de diferentes formas. En Venezuela existe sin dudas muchos cuadros, militantes y pueblo que saben de que se habla cuando se habla de revolución pero no están organizados. Quizás la gran masa del pueblo vea a Chávez como su dignificador y nada más. Entonces, por qué iba a sentir la necesidad de comprometerse con una reforma de un profundo contenido político e ideológico que no entiende. O mas bien por qué no iba a ser permeable a la propaganda enemiga que apuntaba al mas chato y reaccionario sentido común. De esta forma según muestran los números la propaganda enemiga ofició de desmovilizadora de un pueblo al que el proyecto revolucionario significa principalmente mejoras inmediatas.

Es importante no confundir poder popular o revolución con instituciones y nombres que lo enuncian. No hay revolución sin revolucionarios ni poder popular sin pueblo que se conciba como sujeto activo. O sea las instituciones por si mismas no significan nada, o como dijimos antes son solo una posibilidad. En cambio el poder popular, que implica conciencia de si y organización social, supervive mas allá de las instituciones, y en ellas se transforma, también, en Estado.

Pero a pesar de la derrota, la constitución existente hoy es suficientemente progresista como para que muchas de las reformas propuestas, sobre todo las sociales y algunas estructurales (empresas sociales y recuperadas, latifundio, seguridad social y derechos laborales) puedan ser implementadas mediante leyes audaces que a la larga las vuelvan irreversibles al tornarse sentido común de los trabajadores.

La derrota la sentimos como muy dura, a simple vista debilita a Chávez como líder imbatible y da nuevas ínfulas a la derecha. Pero también es cierto que obliga a la misma derecha a aceptar las reglas de juego que hasta hace poco rechazaba y desarma el argumento del antidemocratismo de Chávez.

Por otra parte una revolución que se estanca se muere, más aún en su momento fundador (momento que en Venezuela es particularmente largo). Dependerá de Chávez, pero sobre todo de los militantes sinceramente revolucionarios de dotar al proceso del alma necesaria para superar el límite que encontró este 2 de diciembre. Esa alma solo existirá cuando tenga la base material de un proyecto común. Porque como decía Marx la conciencia es fuerza material cuando hace carne en los trabajadores.

En Argentina seguimos el proceso no solo con interés sino con compromiso. Sabemos que el camino que siga Venezuela nos afecta directamente. Es para las masas un indicador de que la soberanía y la transformación son posibles, es un dinamizador de la lucha popular latinoamericana, es un contrapeso de los proyectos burgueses de realineamiento con lo EEUU. La derrota dio cierto alivio a los sectores "moderados" que representa el Kirchenerismo. El proyecto K necesita de un Chávez menos radical, manejable y quizás, se esperanzan, ahora el incontrolable caribeño se vea obligado a optar por la racionalidad. Nosotros sabemos que no va a ser así que el líder venezolano sabe que el proyecto bolivariano depende de la profundización de las reformas al punto de que hagan nacer una nueva Venezuela y que la onda expansiva se sienta en toda Latinoamérica.

Los revolucionarios venezolanos sabrán su tarea. A los argentinos nos corresponde rodear de solidaridad a Venezuela, separar la paja del trigo entre los que estamos comprometidos en un cambio revolucionario y los que solo buscan usufructuar la riqueza petrolera para beneficio de proyectos conciliadores o personales. Y sobre todo nos corresponde hacer la revolución en Argentina.

Recopilado por Manuel Lucena del equipo editorial del Huayra
FORO DE MEDIOS ALTERNATIVOS
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