domingo, 23 de septiembre de 2007

¿Cuánto está dispuesto un medio privado a dar por sus periodistas?

Nadie me venga con cuentos a mi de los medios, tengo bastantes en mis casi 14 años de ejercicio profesional, les envio estas reflexiones de mi esposo que también tiene los de él. De verdad no me alcanzarían las hojas de papel y ahora las páginas para email con los cuentos que conozco y de mis vivencias en varios medios de comunicación. Sólo pido reflexionar para no llevar al país al abismo. Maria José Marcano. ¿Cuánto está dispuesto un medio privado a dar por sus periodistas?
Reflexionando sobre los últimos acontecimientos, lo que he visto hoy lunes 28 de mayo, por ejemplo, en la Plaza Brión de Chacaito, me surge la siguiente interrogante: ¿Será que empresas privadas como 1BC, a saber RCTV, serán tan consecuentes con sus periodistas y empleados como éstos lo están siendo en estos momentos a raíz de la no renovación de la concesión a esa televisora por parte del Estado venezolano? A lo largo de la historia de los medios privados de comunicación venezolanos ¿cuántos periodistas no han salido de éstos despedidos como basura, luego de años de esfuerzo y dedicación a estas empresas, en las cuales un reportero común y corriente sabe a qué hora entra a trabajar a diario, pero no sabe a qué hora sale? Fui despedido de El Nacional el 3 de noviembre de 2000, sin razón alguna, muy a pesar de ser reconocido como uno de los mejores redactores de la sección política hasta el punto de ser requerido, no pocas veces, por personalidades para realizar entrevistas especiales. Incluyo que en aquel entonces acababan de nacer mis hijos morochos, debía un crédito indexado que crecía cada año y me asfixiaba, mantenía a un padre discapacitado y una madre sin vivienda y, en fin, vivía una situación económica que no era muy próspera para ese entonces. Nadie lloró, no conté siquiera con 12 horas en un canal de TV o radio, ni una página de un periódico para expresar algún dolor o rechazo ante tan injusto despido. A mi lado, sólo otra compañera de trabajo, también despedida el mismo día, con quizás mayores necesidades que las mías, con quien me retiré del periódico con la frente en alto. A la par uno que otro compañero expresando solidaridad en silencio porque de lo contrario los ojos de la empresa se pondrían sobre ellos. Olvidaba mi experiencia de Reporte, de donde fui despedido por mandar al mismísimo carajo al dueño de la empresa, quien en estado de ebriedad me gritó órdenes un 5 de julio de 1994 a la vez que me insultó. Le respondí con dignidad y lo recuerdo con orgullo. Así son las empresas, especialmente las privadas, porque en las públicas existe por lo menos un proceso administrativo que ofrece garantías a los trabajadores, lo cual frena en la mayoría de los casos las posibilidades de despidos injustificados y/o atropellos. Al margen de mi caso particular, está cualquier perio-dista del país que debe hacer reiteradas guardias, especialmente las tediosas de los fines de semana que tanto te alejan de la familia, que son usados como toderos: como reporteros de calle, como presentadores de noticias, como entrevistadores y hasta de editores de noticias. La explotación en los medios privados es inmensa. Se puede hacer un tratado de ello. La empresa gana y gana con las publicidades mientras los periodistas, en general, son mal pagados y cuentan con escasos beneficios socioeconómicos, esto sin incluir la mutilación de sus reportajes, elaborados con esfuerzo y amor, para incluir una publicidad de última hora. Esto es lo que da dinero. Si un periodista muere, en el ejercicio de sus funciones o no, lo más que gana es una pequeña nota de dos columnas y una cuartilla a pie de página, y un llamadito de primera página, pero eso si se trata de un periodista de renombre. Los días pasan y la empresa se olvida de este periodista, se olvida de su familia, es decir, deja de existir él y todo lo que se le relaciona. Las periodistas de TV que envejecen ya no sirven para la pantalla. Conozco el caso de una amiga mía que trabajó y entregó su vida por años a un canal de televisión y luego terminó sentada en una oficina. Aunque su rostro no vendía, salió bien ella, sin embargo. Igual suerte, asumir un trabajo administrativo, no han corrido otros periodistas. Las arrugas no venden, pero no saben estos medios cuánta calidad periodística han perdido por esa premisa y, directa y proporcionalmente, han perdido los usuarios de estos medios. Se entiende que hoy, a raíz de la no renovación de la concesión a RCTV, muchos periodistas de ese medio sientan que su futuro es incierto. Esta situación se comprende y puedo ponerme en sus zapatos, a partir de lo que he descrito arriba, en cuanto mi experiencia en El Nacional. Respeto asimismo, las posiciones políticas que puedan tener los mismos. No obstante, reitero mi pregunta inicial ¿serán los medios privados de comunicación tan consecuentes como sus propios trabajadores que, como en el caso de los que aún laboran en RCTV, hoy salen a la calle no sólo a defender a esta empresa, a sus dueños, sino también a asumir el papel de líderes políticos que mal ha hecho la mayoría de los dirigentes de oposición? Vale una reflexión: ¿Qué es lo que realmente defienden mis colegas? ¿La empresa? ¿A un señor que dirigió un medio y lo llevó a una quiebra ficticia para deshacerse de decena de periodistas? ¿La libertad de expresión? ¿O simplemente se hacen eco de quienes quieren salir del Presidente Chávez antes de que se cumplan los lapsos para un revocatorio o unas nuevas elecciones nacionales? Hay que ubicar muy bien las piezas del ajedrez, porque seguro estoy de que si la decisión de no renovar la concesión a RCTV la hubiera tomado un Rafael Caldera o un Jaime Lusinchi, mis queridos colegas estarían realmente jodidos, sin trabajo y sin derecho a pataleo, porque estos señores y otros ex presidentes escasa confrontación mantuvieron con la mayoría de los sectores privados y poderosos del país, razón por la cual una medida similar a la que hoy se ejecuta con RCTV habría pasado por debajo de la mesa. Mis colegas deben reflexionar. Rei-tero que entiendo que la posibilidad de quedarse sin trabajo genera incertidumbre, nos hace perder las perspectivas, pero de allí a exponerse en defensa de unos intereses económicos y poderosos que no darían medio por ellos, de allí a montarse en tarimas a hacerle el juego a quienes han sido incapaces de ejercer su papel de dirigentes políticos de la oposición, hay un trecho largo. Vale la reflexión también para los empresarios de otros medios de comunicación. Por lo menos vean y aprecien cómo un grupo de periodistas son capaces de, en cierta manera, defender los inte-reses de sus empresas. Ustedes, dueños de medios, ¿están dispuestos a restearse de ahora en adelante con la reportera de las arrugas, el reportero canoso, el presentador de noticias que se enfermó y debe tomar un largo descanso o, simplemente, y entre otros casos, con el periodista que da el todo por el todo por la calidad del producto final como lo es la información? ¿Lo harían? A mis colegas otra reflexión: hace pocos años esos mismos que hoy los aupan a ustedes hicieron lo mismo con la Policía Metropolitana que hoy detestan, los hombres de azul. Es decir, esta oposición sin norte ni brújula sólo busca aferrarse a cualquier tabla de salvación que les permita salir del Presidente de la República por la fuerza. La discusión real no es RCTV, la salida a la calle no es por ustedes, no es por sus lágrimas, el tema de fondo es salir de Chávez y listo. Alexander Duarte* De más está decirlo: Periodista
Enviado por Yasmiriam Betancourt
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